sábado, 25 de diciembre de 2010

Terminando el Año

Chaiten 28 de Diciembre 2007

Como dicen: “después de la tormenta viene la calma”. Pase la mitad del día de hoy medio noseque. Una mezcla del cansancio de tres días de fuerte pedal, la madrugada de hoy para alcanzar a tomar el bus a Chaiten y el estres por esto de las platas (el lío este del cajero).

Lo bueno fue que de poco en poco fuí resolviendo cada cosa, o al menos me fuí tranquilizando. Ahora estoy más relajado y puedo disfrutar el estar sentado al borde del Pacífico y con los Andes a mi alrededor. Me doy cuenta que con calma puedo ir resolviendo cada problema que aparezca en el viaje. El secreto está en cuidarse del miedo.

Me acuerdo que hablaba con mi mamá de como nos tiene cagados el miedo: nos vuelve impotentes, cobardes, totalmente vulnerables. Todos los males que describí arriba (de como me sentí durante el día) se pudes sintetizar en el miedo. Y es natural: una de las principales causa del miedo es la incertidumbre, la inseguridad. Yo de buenas a primeras me encontré en Chile y más que en Chile, en la Patagonía chilena, empezé a preocuparme por el futuro del viaje: ¿Cómo voy a hacer? ¡Está muy caro! ¡Chuta los caminos del sur van a ser de terror!, etc. Asi me llené la cabeza hasta el punto que el miedo me tumbó las defensas.

Por eso ahora voy a hacer lo posible para que el único miedo que yo tenga sea al miedo. Al final todo se resuelve con voluntad y por suerte eso es algo que tengo para regalar (siempre y cuando no se interponga este famoso miedo y dependa de mi solo).

Tengo que estar pilas, en este viaje asi como puedo ser fuerte y enfrentar cada día con el pechito alto, puedo dejarme caer rápido y dejarme abofetear por tontos problemas cotidianos. El rato que bajo la guardia ¡chilin! en la mejilla derecha.

Cerca de Yaldad, 31 de Diciembre 2007

Uyuy los últimos días has estado de locos y marcados con esa suerte incondicional que ya se ha vuelto mi sombra.

Es impresionante como cada día del viaje puede ser diferente. Una día me la paso ajetreado en un bus, otro puedo pasar la noche en un hotel 5 estrellas, puedo pedir perdón en caminos de tierra, viento y sol y puedo pasar un dia comiendo rico y bebiendo vino.

Dejé Chaiten montado en el Alejandrina, con un viento del diablo y 2000 pesos en el bolsillo. Por esas cosas del destino los 10 dolares de la Mamitayoya se salvaron de ser cambiados (el banco Estado estaba cerrado). Asi que todavía guardo ese billete amuleto.

Llevaba comida para 2 días y todas las intenciones de buscarme un escampadito al lado de la carretera que une Quellón con Castro. Pero debo admitir que estas intenciones iban perdiendo viada cada vez que veía el tiempo que hacía afuera.

Llegamos a Quellón, los primeros en bajar fuimos los ciclistas, yo y tres más. Pero a la primera bifurcación cada cual tiró para su lado.

Decidí volver a probar suerte con el cajero. Al comienzo me confortó la idea de saber que había más de uno. Pero al llegar al primer cajero ya se comentaba en la cola que no había plata en ningún cajero del pueblo. Al ver que al tipo de adelante el cajero le jugó barcelona, me ahueve a probar mi tarjeta al igual que la doña que estaba atrás mio quien enseguida me preguntó de donde venía. Le dije que de Ecuador y me respondió que ella había vivido en Ecuador y lo siguiente fue ir a consultar a Loyola (su esposo) si no había problema en que yo me hospede donde ellos. Asi que en vez de pasar la noche medio mojado y cagado de frío, me fuí de carrete con Tati y Javier.

Al día siguiente, de manera enérgica (habia salido el sol y no había tiempo que perder) salimos de la casa. ¿Para donde vamos? Pregunté. A donde no llegan los turistas me respondió Tati. Y en efecto, fuimos a la casa de Gonzalo, un biólogo marino que ahora se dedica al cultivo de choritos. Su casa es una cabañita al borde del mar. Hace 7 años Gonzalo tuvo la necesidad de estar solo y se vino para esta pequeña casa.

Todos me preguntaban ¿oye y el 31 dónde vas a pasar? Obviamente no sabía responderles pero yo sabía lo que quería. Quería pasarlo solo en un lugar tranquilo. Y como creo que mi mamá además de los chochos que siempre me comenta que comía cuando me tenía adentro se comió hartos tréboles y patas de conejo. Gonzalo me ofreció su casa para pasar el 31.

Definitivamente me cuesta creer la suerte que me cargo, porque además de estar en un lugar de ensueño, estoy solo y muy bien acompañado.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Atravesando los Andes

Futaleufu 27 de Diciembre 2007

Otra vez voy a confiar en mi memoria para relatar un poco los últimos días, marcados básicamente por el pedal.

El 25 deje el Bolsón y como para variar sali bastante tarde. Esta vez si lo lamente. Pedalee bajo un sol quemador y en un calor de fácil mas de 30 grados. La parte más dura fue hasta Cholila: por el calor y el camino de ripio que me daba un anticipo de lo que va a ser la carretera austral (espero no sea tan de ripio o al menos que sea consolidado). Por suerte a 20km ya estaba entrando en el parque nacional de los Alerces. Ahi el calor se hizo más tolerable, primero porque el sol ya estaba bajando, segundo por la sombra de los arboles. Entre a unos bosques lindisimos donde los grandes troncos de los arboles se entretejian con pequeños arbustos de ramas finas. Todo esto sobre una alfombra verde llena de hojas caídas. Entre risas me sentía en el mundo de los “Peques”.

Asi luego de 125 largos km llegue a un camping “libre” muy bonito a las orillas del río Arrayan y cruzado por un arroyito. Lastimosamente llegue semi muerto y con el culo roto. Por eso solo me preocupe de cocinarme unas pastas, recostarme 5 minutos a ver el cielo que estaba a lo bestia por la falta de luces artificiales y luego pal sobre.

Al día siguiente me levante suavecito nomás, para darle al rutinario cafesito, lavada de cara y empacada de cosas. Ah pero esta vez me toco alternar una reparadita a la Juli, a la que el día anterior se le habia ocurrido pinchar a 4km de llegar. Tambien aproveche para darle una vuelta, aunque sea rapida, al lugar que tan lindo estaba.

Pedeleando pedaleando y disfrutando de los paisajes patagónicos llegue hasta Trevelin en donde me heche una merecida ducha, me hice una última cena argentina de ravioles y con un postre danone de dulce de leche. Y otra vez fundido a la cama para madrugar al dia siguiente para ver si alcanzaba algun bus a Futaleufu a Chaiten.

El dia de hoy empezó muy argentino, desayuno de mate cocido y torta frita con dulce de leche.

Fui aprovechando de mis últimas pedalaeadas en el sur argentino, aunque sintiendo los rezagos de los dos últimos días (sobre todo en mi rodilla derecha).

De poquito en poquito me iba acercando a las montañas y realizando que estaba a punto de (o “en train de”) cruzar los Andes para llegar a Chile.

Una vez más tuve el lujo de cruzar una frontera montado en una bicicleta. Mi primera impresión de Chile fue buena: los chilenos muy alegres y cordiales. La segunda impresión fue menos buena y un poco alarmente: los precios. Ahora estoy pagando el doble por un camping. Voy a ver como soluciono esto de las platas en Chile. El otro gran problema de hoy fue leer en mi libro guía que no hay cajero para visa en Chaiten, salir volado a ver el cajero de aquí, de Futaleufu, y ver que tampoco aceptaba visa. Osea más claro me cague. Ahora solo tengo 10 dolares en pesos chilenos y los 10 dolares que guardo desde hace 4 años ragalo de la Mamitayoya (mi abuelita). Asi que esperó mi libro este mal y encuentre un cajero para visa en Chaiten porque la verdad me tiene un poco etresado esta historia.