lunes, 24 de noviembre de 2008

el ultimo dia en Bolivia

Villazón, 21 de Octubre 2007

¡Qué bueno es conseguir algo que uno quería pero que no se lo esperaba realmente! Eso me pasó hoy: tenía muchas ganas de hacer en bici el último tramo de Bolivia (Tupiza-Villalón). El problema es que me habían dicho que era un tramo largo con mucha subida. Me dije “bueno pedaleo hasta donde jale y después cojo un bus hasta Villazón”. La cosa es que llegue a un pueblo después de una cuestota en donde me dijeron que ya estaba a mitad de camino. Unos metros más allá en medio de uno de esos caminos desérticos de Bolivia un tipo bien especial, tenía toda la pinta de un maratonista, pero su ropa era vieja vieja, sus zapatos a duras penas le cubrían los pies, me dijo que ya solo me quedaba una cuesta y que de ahí todo era “pampa” (ósea planito). Con esa información me jale nomás hasta Villazón, con el viento que por suerte esta vez si estuvo de mi lado.
Los primeros 30km increíbles… Era como pedalear en un western. Por el medio de un cañón de piedras rojizas con cactus y toda la cosa. Y claro el relieve me mostró sus formas más raras: con sus accidentes, erosiones y colores. No me extraña que en Tupiza se cuente la historia de Butch Cassidy y Sundance Kid, bandoleros (gringos creo).
El último tramo no mostró mayor interés, puro desierto de altiplano. Pero bueno, creo que es una buena forma de despedirse de Bolivia ya que creo que es lo que mas he visto en estas tres semanas de viaje.
Lo que si, fue emocionante ver a lo lejos, después, de una cuesta unas lindas montañas. Y decirme “Chuta eso ya debe ser Argentina”. Siempre es apasionante saber que estas a punto de entrar a un nuevo país. Empiezas a imaginar como será, como se verán sus calles, te preguntas si a partir de la frontera el cambio es drástico con Bolivia. Y claro que es mas excitante aun cuando lo haces en bicicleta porque toda esta reflexión te viene mientras vas viendo el país al que te estas acercando. De alguna forma ya te sientes ahí y que mejor para darle picante al asunto pasar la noche a solo unos metros de la línea que separa los dos países.

domingo, 23 de noviembre de 2008

La Bitacora.

Releyendo la bitácora del viaje el otro día me di cuenta que hay muchos cosas que escribí que me gustaría compartir en este blog. Así que para los audaces que se animen a leer largos textos en la Compu. Y para los que se dieron un brinco por este blog una vez el viaje terminado, les iré poniendo textos de la bitácora. Todavía no sé si poner los textos tal cual están en mi cuadernito Jean book o darles una retocadita… Bueno ya iré viendo conforme avance.

Creo que seria bueno empezar con la primera hoja de la bitácora. Así también se puede ir viendo como van cambiando los textos conforme avanza el viaje.

Puno, viernes 28 de Septiembre 2007

Empiezo esta bitácora esperando llenarla con las impresiones y las sensaciones de este viaje.
Deje Quito hace 3 días con la misma sensación de cuando deje el país hace 4 años. O de cuando me fui de Montpellier. Una sensación vacía, no de tristeza y tampoco de emoción. Simplemente vacía. Talvez es la duda la crea este vacío.
Naturalmente voy pensando en las personas que se quedan. Pienso en lo que me falto por hacer, por decir, o talvez en lo que nunca diré ni haré.
Me doy cuenta que hay un error en todo esto: me fui pensando mucho en el regreso, en la meta y no en el camino al regreso. Espero sea pasajero.
Una de las primeras impresiones es la de pensar que no voy a tener a quien contar esas pequeñas anécdotas cotidianas. El viaje va ha ser largo y muchas vivencias se perderán en mi memoria.
Generalmente uno vive hacia la imagen de los otros: uno hace cosas para llamar la atención o por alguien. Creo que ahora voy a aprender a hacer las cosas para mí, sin testigos, sin cronistas.
En estos meses tengo la impresión que voy a cambiar muchos hábitos de vida; me voy a construir otra dinámica de vida. Espero poder sacar provecho. Las preocupaciones ya no van a ser las mismas, la comida, las relaciones, etc.
Otra cosa es el tiempo, ahora me sobra, la única “contrainte” es llegar antes de que anochezca.

Sucre, 9 de Octubre 2007 (este fue un tramo que me ensenio un monton sobre como llevar el viaje)

¡Qué bestia llegué! Chuta que trayecto más accidentado. Una equivocada de camino que casi me deja en la mitad de la nada. Después de preguntar ¿Disculpe, el bus a Mizque? Me respondieron el clásico: en un ratito pasa (y es ratito era como en 4 horas). Tuve la primera angustia del viaje: estar en la ruta de noche sin saber si se equivoco el mapa o el letrero de hace dos horas. (Por suerte fue el mapa el que estaba mal). Para rematar tuve un sol maldito, conocí el infierno: mosquitos, calor, llanta pinchada y la cabra de ojos rojos que me miraba desde arriba completo el cuadro. A los 80km en un lugar donde no había hospedaje y en donde se suponía tenia que coger un bus o algo a Sucre me entero que Sucre esta en paro. Por suerte a los 110km me encuentro una camioneta que podía subirme a Sucre. Cayó como anillo al dedo porque de lo contrario tenia como 20km de subida yo ya estaba medio muerto de cansancio. Pero como todo en este tramo fue especial: resulta que el chofer estaba chumo.
Asi es, de brinco en brinco y con un poco de la suerte que me acompaña las cosas van nomás saliendo.

Uyuni 17 de Octubre 2007 (unos de los dias, sino el mas, duro del viaje a nivel pedal)

Voy a empezar contando el tramo Pelca-Uyuni, en donde creo que fui dejando mi alma.
Antes de salir siempre hago lo mismo: pregunto por el camino que voy a tomar. Entonces empiezo, ¿Disculpe sube mucho de aquí a Uyuni? Ahhhh ¿y mucha tierra entonces? Ahhhh
Y asi, preguntando preguntando me hago una idea de cómo va a ser la cosa. El problema es que siempre hay imprevistos. Claro, nunca nadie te dice: “Vera que de aquí a Uyuni sopla un viento del San Flautas” O “Vera que hay tramos en donde la carretera esta como si hubiera pasado un tractor con orugas”.
En fin ese día conocí a 3 nuevos enemigos de estas cicleadas: el viento, la altura y el hambre. ¡Que hijue madre sin gasolina no anda el motor!
Los últimos tramos que pedalee, mientras intentaba darme ánimos, me sentí tan bien. Porque a pesar de estar completamente solo en un desierto y digamos que con todas las condiciones en contra, pensé en todos los que me están apoyando en este viaje. Que rico sentir que en cada pedaleada estaba toda esa fuerza, todos esos comentarios en el Blog o todos los ánimos que me dieron en Quito antes de que me vaya.
Me siento muy contento porque de alguna manera en este sueño mío se retranscribieron sueños de amigos y familiares que están conmigo en esto. Que bueno es formar parte e ir construyendo este sueño colectivo.
Al final hice mi mayor esfuerzo pero ya era mucho (como 90km de pedal, y el día anterior había hecho 100). Y al ver que todavía me faltaba otra cuestota y que a duras penas y podía subirme a la bicicleta pare en el ultimo pueblo antes de Uyuni a esperar que pase un alma buena en movilidad (carro en boliviano).
Se sufrió y todo pero como siempre fue otra buena experiencia. Es increíble como la cabeza de una persona, en situaciones difíciles razona de otra manera, nos pone más sensibles o más atentos o más violentos. Una razón mas que dice que la Juli no duerme al lado mío por nada…
Cierto, en este tramo la bicicleta oficializo su nombre: La Juli. ¿Bien no? ¡La Juli y El Joaquin rutiando por América!


un abrazo a todos desde Paris

el Joaquin